La empresa JHVGI ha generado unas ventas de mercaderías a crédito (4 meses) a lo largo del año por un valor que asciende a 472.000 Euros. Para asegurarse el cobro se contrata un seguro que cubre la posible insolvencia de los clientes, por el que se abona una prima de 30.000 Euros al año. Las condiciones del seguro determinan que, cuando la empresa aseguradora obtenga el cobro de los morosos, se pagarán los importes asegurados íntegramente sin ninguna comisión por parte de la aseguradora. Ahora bien, cuando se oficialice la pérdida del crédito a final del ejercicio, la aseguradora presenta las siguientes comisiones en función del riesgo:

• Cliente A: 55.000 Euros. Bajo riesgo (10% Comisión).


• Cliente B: 122.000 Euros. Riesgo medio (15% Comisión).


• Cliente C: 200.000 Euros. Riesgo alto (25% Comisión).


• Cliente D: 95.000 Euros. Riesgo muy alto (35% Comisión).

    A final del ejercicio, el cliente A abona los importes del crédito que mantenía a deber, por su parte, el cliente B desaparece sin dejar activos, por lo que se da por perdido el crédito que se tenía con él, siendo la empresa indemnizada por la oficialización del impago, aunque la empresa decide reclamar judicialmente el pago de la deuda. Por su parte, los clientes C y D oficializan la deuda mediante efectos comerciales a través de la entidad financiera, abonando los importes al vencimiento.

    4 años después, tras sentencia judicial, se obliga al cliente B a abonar la totalidad del importe de la deuda, más un 10% en concepto de intereses.