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Optimización de los flujos de tesorería, mediante el ahorro que se produce en costes de impresión, costes de envío o transporte, costes de gestión, espacio, tiempo (se pueden llegar a firmar en algunos casos hasta millones de facturas al día), etc
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Mayor seguridad, pues la factura electrónica no puede modificarse. Para firmar se requiere un certificado digital reconocido por la Agencia Tributaria, que garantiza que el documento no ha sido modificado.
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Mejora en la eficiencia.
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Información en tiempo real.
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Agilidad en la toma de decisiones.
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Administración y contabilidad automatizadas.
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Control de acciones erróneas.
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Uso eficaz de recursos financieros.
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Su utilización será obligatoria en el futuro para la mayor parte de los Organismos Públicos.
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Flexibilidad, pues una empresa puede utilizar la factura electrónica con todos los clientes que desee, e incluso puede enviar facturas en formato papel y electrónico a un mismo cliente dentro del mismo ejercicio económico.
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Facilidad en los procesos de auditoría.
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Menor probabilidad de falsificación.
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Agilidad para localizar la información.
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Procesos administrativos más rápidos y eficientes.
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Automatización de tareas.